domingo, 17 de febrero de 2008

En sus primeros años con las monjas, la Santa jovencita sufrió mucho, no solo por su mala salud, sino también a causa que la Madre superiora del lugar que no creía en sus enfermedades, inclusive decía que cojeaba de su pierna, no por el tumor que tenía, sino para llamar la atención. En su comunidad, la santa se dedicó a ser enfermera y sacristana, y más tarde, por nueve años estuvo sufriendo una dolorosa enfermedad. Al llegarle los agudos ataques exclamaba: “Lo que le pido a Nuestro Señor no es que me conceda la salud, sino que me conceda valor y fortaleza para soportar con paciencia mi enfermedad. Para cumplir lo que recomendó la Sma. Virgen, ofrezco mis sufrimientos como penitencia por la conversión de los pecadores”. El 16 de abril de 1879, estando muy mal de salud y teniendo a penas 35 años, exclamó emocionada: “Yo vi la Virgen. Sí, la vi, la vi ¡Que hermosa era!” Y después de unos momentos de silencio dijo emocionada: “Ruega Señora por esta pobre pecadora”, y falleció apretando el crucifijo sobre su corazón A los funerales de Santa Bernardita asistió una muchedumbre inmensa. Y ella empezó a conseguir milagros de Dios en favor de los que le pedían su ayuda. 30 años más tarde, su cadáver fue exhumado, y hallado en perfecto estado de conservación, unos años después, poco antes de su beatificación, efectuada el 12 de Junio de 1925, se realizó un segundo reconocimiento del cuerpo, el cual seguía intacto. Santa Bernardette fue canonizada el 8 de Diciembre de 1933. Su cuerpo incorrupto todavía puede verse en el Convento de Nevers, dentro de un féretro de cristal. (extraído de diferentes sitios web)

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