Bernardette Soubirous nació el 7 de enero, de 1844 en el pequeño pueblo de Lourdes, Francia. Desde pequeña tuvo una salud muy delicada a causa de la falta de alimentación suficiente, y del estado lamentablemente pobre de la habitación donde moraba. En los primeros años sufrió la enfermedad de cólera que la dejó sumamente debilitada, luego, a causa también del clima terriblemente frío en invierno, Bernardita adquirió asma. Aprendía con dificultad y hasta ella misma decía que tenía “mala cabeza”, queriendo decir que tenía poca memoria. Al habérsele negado la posibilidad de estudiar por tener que trabajar, a los 13 años de edad, todavía no sabía ni leer ni escribir. El maestro Jean Barbet, quién en una ocasión le dio clases de catecismo, decía de ella: “Bernardette tiene dificultad en retener las palabras del catecismo porque no puede estudiarlas, ya que no sabe leer, pero ella hace un gran esfuerzo en comprender el sentido de las explicaciones. Aún más, ella es muy atenta y, especialmente, muy piadosa y modesta.”
En 1854 el Papa Pío IX había declarado el dogma de la Inmaculada Concepción de María y como si quisiera el cielo aprobar lo hecho en la tierra, la envió a visitarla y tomó como instrumento a esta niña aldeanaDecía el Sacerdote en una ocasión: “Mira a esta pequeña. Cuando la Virgen Santísima quiere aparecerse en la tierra, ella escoge niños como esta”Sus palabras fueron proféticas ya que a los pocos meses la Virgen se le comienza a aparecer en la gruta de Massabielle, cerca de Lourdes. Era el frío día 11 de Febrero de 1858. La pequeña Bernardita creía ver un fantasma... Reveló el secreto a su hermana y amiguita con la condición de que a nadie lo dijeran, pero ¡cosa de niñas! en cuanto llegaron a casa lo descubrieron. Allí empezó el calvario para la pobre Bernardita: Prohibiciones, castigos, interrogatorios, palizas... burlas de ellas, etc.... todo lo soportó con paz y hasta con alegría por la fuerza que recibía de parte de aquella Visión que en la decimosexta aparición se le reveló como lo que era:
En 1854 el Papa Pío IX había declarado el dogma de la Inmaculada Concepción de María y como si quisiera el cielo aprobar lo hecho en la tierra, la envió a visitarla y tomó como instrumento a esta niña aldeanaDecía el Sacerdote en una ocasión: “Mira a esta pequeña. Cuando la Virgen Santísima quiere aparecerse en la tierra, ella escoge niños como esta”Sus palabras fueron proféticas ya que a los pocos meses la Virgen se le comienza a aparecer en la gruta de Massabielle, cerca de Lourdes. Era el frío día 11 de Febrero de 1858. La pequeña Bernardita creía ver un fantasma... Reveló el secreto a su hermana y amiguita con la condición de que a nadie lo dijeran, pero ¡cosa de niñas! en cuanto llegaron a casa lo descubrieron. Allí empezó el calvario para la pobre Bernardita: Prohibiciones, castigos, interrogatorios, palizas... burlas de ellas, etc.... todo lo soportó con paz y hasta con alegría por la fuerza que recibía de parte de aquella Visión que en la decimosexta aparición se le reveló como lo que era:
“Yo soy - dijo - la Inmaculada Concepción”.
En otras ocasiones le manifestó lo que deseaba de los sacerdotes y de todos los cristianos: Un templo y mucha reparación con la oración y penitencia. Ella no se hizo el sordo a estos deseos de la Madre del cielo y toda su vida puede decirse que no fue otra cosa que esto:
En otras ocasiones le manifestó lo que deseaba de los sacerdotes y de todos los cristianos: Un templo y mucha reparación con la oración y penitencia. Ella no se hizo el sordo a estos deseos de la Madre del cielo y toda su vida puede decirse que no fue otra cosa que esto:
Oración y Penitencia.
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