miércoles, 18 de junio de 2008

domingo, 15 de junio de 2008

Verdad y belleza


Sobre la cuestión del arte, el Catecismo de la Iglesia católica observa: "El arte, en efecto, es una forma de expresión propiamente humana; por encima de la satisfacción de las necesidades vitales, común a todas las criaturas vivas, el arte es una sobreabundancia gratuita de la riqueza interior del ser humano" (número 2501).
El Catecismo sigue diciendo: "arte entraña así cierta semejanza con la actividad de Dios en la creación, en la medida en que se inspira en la verdad y el amor de los seres".
Más específicamente sobre la cuestión de la moral en el arte, en su asamblea plenaria del 2006, el Consejo Pontificio para la Cultura consideraba el tema de la belleza y la evangelización. En su documento conclusivo la asamblea comentaba que solemos enfrentarnos a una situación de decadencia, en la que el arte y la cultura dañan la dignidad humana.
El documento observaba que "la belleza en sí no puede reducirse a un simple placer de los sentidos: esto la privaría de su universalidad, su valor supremo, que es trascendente" (Sección II, 1).
Dado que nuestra percepción y expresión de la belleza requiere educación y depende de la subjetividad humana, las conclusiones del consejo advertían contra el dejar que la belleza se reduzca a un esteticismo efímero o permitir que se "instrumentalice y se vuelva servil ante las modas cautivadoras de la sociedad de consumo".
En su carta de 1999 a los artistas, el Papa Juan Pablo II reconocía que la sociedad necesita su aportación para el crecimiento y el desarrollo de la comunidad. El Pontífice observaba: "Precisamente porque obedecen a su inspiración en la realización de obras verdaderamente válidas y bellas, non sólo enriquecen el patrimonio cultural de cada nación y de toda la humanidad, sino que prestan un servicio social cualificado en beneficio del bien común" (No. 4).
El Papa también daba, sin embargo, una advertencia, afirmando que deben llevar a cabo su tarea "sin dejarse llevar por la búsqueda de la gloria banal o la avidez de una fácil popularidad, y menos aún por la ambición de posibles ganancias personales".
"Existe, pues, una ética, o más bien una « espiritualidad » del servicio artístico que de un modo propio contribuye a la vida y al renacimiento de un pueblo", añadía Juan Pablo II. La libertad artística, por tanto, necesita vivirse en relación con una ética y unos ideales profundos, o corre el riesgo de degenerar en decadencia.
Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado FUENTE: zenit.org

sábado, 14 de junio de 2008

¿Cómo redescubrir el arte sacro?


El padre Lang explica las bases litúrgicas de la arquitectura
ROMA, viernes, 13 junio 2008 (ZENIT.org).- "Hoy más que nunca la Iglesia necesita proclamar al mundo la belleza de Dios que brilla en las obras de arte que la fe ha generado", sostiene el padre Uwe Michael Lang.
Con estas palabras, el sacerdote, miembro de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri de Londres, y oficial de la Congregación para le Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha explicado a Zenit los objetivos del master de la Universidad Europea de Roma en "Architettura, arti sacre e liturgia" (Arquitectura, Artes Sacras y Liturgia).
El padre Lang es también docente y coordinador para el próximo año académico 2008/2009 de dicho master. Ha publicado sobre liturgia primero en alemán, y luego en inglés, italiano, francés, húngaro y español, el libro "Vueltos al Señor", con prólogo del entonces cardenal Joseph Ratzinger.
Según el coordinador académico del master, "en la Iglesia han nacido las grandes obras maestras de arte sacro y música sacra que tienen el poder de elevar nuestros corazones y conducirnos más allá de nosotros mismos hacia Dios, que es la belleza misma".
Frente a lo que parece un gran descubrimiento del arte religioso, el padre Lang ha querido precisar una distinción entre "arte religioso" y "arte sacro".
El arte religioso, ha dicho, está caracterizado por la expresión subjetiva y nace "del modo de sentir la religión por parte de una persona de cualquier lugar y tiempo", mientras que "el arte sacro tiende a una ‘traducción' de una realidad que sobrepasa los límites de la individualidad humana y contiene datos también objetivos que nacen ‘de la meditación de la verdad de una religión positiva e histórica' por parte del artista".
"El arte sacro -añade- está destinado a la alabanza y a la gloria de Dios y, al mismo tiempo, es popular, porque debe y puede ser comprendido y tocar los corazones de los fieles, también de los fieles sencillos. En la historia, el arte de la Iglesia funcionaba también como una Biblia pauperum".
Haciendo referencia a la importancia que el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica reconoce al arte sacro y al uso de muchas obras de arte como vehículo de los misterios de la fe, el padre Lang ha subrayado que "hoy más que nunca, en la civilización de la imagen, la imagen sacra puede expresar mucho más que la misma palabra, desde el momento en que es sobremodo eficaz su dinamismo de comunicación y de transmisión del mensaje evangélico".
Respecto a la relación que existe entre verdad, belleza y arte sacro, el oficial de la Congregación del Culto Divino ha subrayado que "la base más profunda del arte sacro es la belleza que es atributo de Dios".
"Según la fórmula tomista, lo bello, lo verdadero y lo bueno son conmutables. Por tanto, el arte como expresión de lo bello manifiesta la realidad, la verdad y la bondad de Dios".
Pero el arte sacro está en crisis. Y es un síntoma que, como ha subrayado el cardenal Ratzinger en el libro "Espíritu de la Liturgia", revela la "crisis de la humanidad", una suerte de "ceguera del espíritu".
Para el padre Lang, "es una crisis de las raíces profundas, una crisis que ha arrollado, aún antes que el arte, la misma belleza de la que debería ser portador. El mismo concepto de las ‘bellas artes' de las que habla la Constitución conciliar sobre Sagrada Liturgia es discutido".
El coordinador académico del master ha subrayado, citando a Hans Urs von Balthasar, que "junto a la pérdida de lo bello, se ha perdido también lo bueno y lo verdadero" de manera que "por un lado hay un falso tipo de belleza que no nos eleva hacia Dios y su Reino, sino que en cambio nos arrastra hacia abajo y suscita deseos desordenados" y por otro hay que oponerse a lo que Remo Bodei ha llamado "la apoteosis de lo feo", en la que se afirma que "todo lo que es bello es un engaño y que sólo la representación de lo que es crudo es la verdad".
"Este culto a lo feo no hace menos daño a la fe católica que la falsa belleza", ha observado.
Recordando las palabras de Fiódor Dovstoyevski, según el cual "el mundo será salvado por la belleza", el padre Lang ha precisado que Dovstoyevski no entiende cualquier belleza sino que "se refiere a la belleza redentora de Cristo" que es la "belleza de la verdad" que "abraza también el dolor e incluso la muerte, y que la belleza puede encontrarse sólo en el aceptar el sufrimiento y la cruz".
En este sentido, en un texto de 2002, el entonces cardenal Ratzinger habla de la "belleza redentora de Cristo" como de una "paradójica belleza".
Por lo que se refiere a la fractura entre la Iglesia, las artes y lo sacro, tan evidente en ciertas iglesias de nueva construcción, el padre Lang ha citado una frase célebre del poeta alemán Friedrich Hölderlin: "Donde hay peligro crece también lo que salva", para subrayar que nos encontramos en "un momento propicio para lanzar de nuevo la búsqueda de un arte sacro al servicio del culto cristiano".
Y precisamente por esto ha sido ideado un proyecto formativo como el master en Arquitectura, Arte Sacro y Liturgia.
"Su objetivo -ha sostenido el padre Lang- es dar respuestas a demandas provenientes de muchos ambientes eclesiales y artísticos para la institución de un curso en el que los proyectistas, pero también los comitentes, puedan recibir una formación adecuada".
En conclusión, el padre oratoriano ha subrayado que "la perspectiva del master es ir, más allá de una visión sólo ‘normativa' de la proyectación, hacia una mayor conciencia y devoción a aquello de lo que se ocupa, cuando actúa en el ámbito de la arquitectura y de las artes sacras".
Por Antonio Gaspari, traducido del italiano por Nieves San Martín. Fuente: http://www.zenit.org/

miércoles, 11 de junio de 2008

CONFERENCIA

"Viktor Frankl: La construcción de una vida con sentido",
que brindará Sergio Sinay.
El Instituto Filadelfia, ESEADE, el British Arts Centre y
la Fundación Diario La Nación invitan a la conferencia
el lunes 30 de junio a las 19:30hs en el BAC, Suipacha 1333.
Entrada gratuita. Inscripción previa: info@philadelphia.edu.ar.

domingo, 8 de junio de 2008

Lo ha dado todo


«Quiero hacerte leer en el libro de la vida, donde está contenida la ciencia del amor». ¡La ciencia del amor! ¡Sí, estas palabras resuenan dulcemente en los oídos de mi alma! No deseo otra ciencia. Después de haber dado por ella todas mis riquezas, me parece, como a la esposa del Cantar de los Cantares, que no he dado nada todavía (Ct 8,7). Comprendo tan bien que, fuera del amor, no hay nada que pueda hacernos gratos a Dios,
que ese amor es el único bien que ambiciono.
Jesús se complace en mostrarme el único camino que conduce a esa hoguera divina;
ese camino es el abandono del niñito que se duerme sin miedo en brazos de su padre. «El que sea pequeñito, que venga a mí» dijo el Espíritu Santo por boca de Salomón (Pr 9,4)
y ese mismo Espíritu de amor dijo también que
«a los pequeños se les compadece y perdona» (Sab 6,6).
Y, en su nombre, el profeta Isaías nos revela que en el último día «el Señor apacentará como un pastor a su rebaño, reunirá a los corderitos y los estrechará contra su pecho» (Is 40,11)... Si todas las almas débiles e imperfectas sintieran lo que siente la más pequeña de todas las almas, el alma de tu Teresita, ni una sola perdería la esperanza de llegar a la cima de la montaña del amor, pues Jesús no pide grandes hazañas,
sino únicamente abandono y gratitud,
como dijo en el salmo 49: «No aceptaré un becerro de tu casa ni un cabrito de tus rebaños, pues las fieras de la selva son mías y hay miles de bestias en mis montes... Ofrece a Dios sacrificios de alabanza y de acción de gracias».
He aquí, pues, todo lo que Jesús exige de nosotros. No tiene necesidad de nuestras obras, sino sólo de nuestro amor. Porque ese mismo Dios que declara que no tiene necesidad de decirnos si tiene hambre, (Sl 49) no vacila en mendigar un poco de agua a la Samaritana (Jn 4,7). Tenía sed...Tenía sed de amor. Sí, me doy cuenta, más que nunca, de que Jesús está sediento, entre los discípulos del mundo sólo encuentra ingratos e indiferentes, y entre sus propios discípulos ¡qué pocos corazones encuentra que se entreguen a él sin reservas,
que comprendan toda la ternura de su amor infinito!
Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897),
carmelita descalza y doctor de la Iglesia
Manuscritos autobiográficos B,1